DESTELLOS
La tarde avanzaba como la bruma que llega en la vejez y acorrala a gente octogenaria. Es el último halo de luz que emana un cuerpo senil antes de pagar el precio de su próxima acción. Decisiones… ¿Como saber cuándo es apropiado un cambio de postura y que parezca espontaneo? Decisiones correctas en momentos comprometidos.
“¿Vendrás a verme pronto? “
Todo parece indicar que se insinuó el destello involuntario de duda, se percibe en la mirada esquiva. Una burda imitación de un matrimonio que vuelve a mostrar los mismos actores protagonistas de un drama.
Afuera esta atardeciendo rápidamente; los pájaros ya no gorgotean y se ha levantado una suave brisa. Los ancianos están mirándose ahora. El traga saliva y gesticula un pensamiento bizarro antes de responder:
"No…creo que no”.
Eso fue todo por ese día. Cuando cerró la puerta, no volteo a mirarla, cuando la puerta estuvo cerrada, ella comenzó a llorar. Sus labios trémulos no podían haber armado una frase coherente mientras su mirada se pierde a través de la pequeña ventana que se moja por la llovizna inesperada;tratando de reconocer quien es aquel que acaba de marcharse.
Una eternidad se ha puesto en marcha, una dimensión inexistente de miserias humanas le susurra y le cuentan una realidad incomprensible. Dos extraños conocidos, unidos todavía por un misericordioso hilo a punto de ceder.
¿Vendrás a verme pronto?
...el goteo en la cavidad receptora de su mente que le recuerda en el silencio, una y otra vez como un grifo mal cerrado la súbita respuesta que tal vez era la equivocada. Entonces voltea a verla...pero ya es tarde, es inútil ya. Recién repara que está subiendo al subte entre la gente que desconoce y que no sabe que el necesita un cálido abrazo. Se levanta el cuello de su abrigo atrapando el poco calor que tiene un cuerpo envejecido. Siente desconfianza de si mismo y desearía no llegar rápido a casa, porque allí lo esperan sus recuerdos como tropas de relevo. En el umbral de la puerta, otra vez, como ayer como siempre. La cama vacía, la soledad del amanecer y el, tan cándido rehén de una circunstancia ...tratando de encontrar por donde se fugo la coherencia y la razón, por donde se fue la belleza interior de aquella mujer que amo apasionadamente y hoy se ha recluido en un laberinto impenetrable para él. Un sitio solo apto para quienes recuerdan un rostro por instantes...
David Fernández.
