CRITICAL POINT
(Punto crítico) Mensajes inolvidables
Hay maneras de interpretar
un determinado momento en relación a un ámbito específico. Una empresa tiene un
punto crítico, una función matemática
tiene un punto crítico, como así también la química, etc., etc. En sentidos
diferentes por supuesto, pero que evidentemente nos da la comprensión de un
comportamiento extraordinario en determinado momento. Como personas razonables
nos enfrentamos alguna vez a este
quiebre, a un punto crítico, que no es otra cosa que el instante preciso en que
sucede o es necesario realizar algo importante.
Antes de levantar tu copa
para brindar por la llegada del año nuevo 2022, justamente faltando algunos 4,
3, 2 segundos nos enfrentábamos a este dilema. Antes de brindar volvimos a
repetir el mismo deseo personal para nuestras vidas. El año anterior, solo como un
documento recuperado, recordamos también usábamos las mismas palabras, los mismos anhelos de un
porvenir exitoso. Pero en los silenciosos pasillos de nuestro interior
reconocemos que no hicimos nada por concretarlos. Una acción repetitiva que no
produce cambios. Como hijos de Dios, por fe, tenemos destellos de una
sensibilidad a una visión sobrenatural de lo que Dios hará con nuestras vidas,
faltando segundos para terminar el año y comenzar otro. ¿Somos cristianos con
mucha fe?
o ¿es un mero hablar? ¿Nos
conocen en nuestra capacidad de inspirar en la fe a otros? O ¿no alcanzamos a
conocernos bien a nosotros mismos?
Pensemos en esto, que hay alguien que está viviendo un momento crítico. El es
un hombre de fe, como él, como ella (señalando a la audiencia) que esta
cabizbajo, sus labios trémulos se humedecen con lágrimas y mucosidad. Sabes de
lo que hablo ¿verdad?, cuando estamos conmovidos por algo y no podemos
controlar la mandíbula y labios que
tiritan sin control. Los gemidos ahogados están subordinados al silencio y el,
comprende que no puede gritar de dolor aunque quisiera. Está sufriendo y piensa
que por obedecer a Dios está pasando por un lugar sombrío y tenebroso, la
solución a su problema no la ve delante de él, solo percibe un paisaje de soledad.
Le parece incomprensible que lo que Dios le regaló, se lo vuelva a pedir
inexplicablemente. Pero obedece en su quiebre, porque es un hombre de fe, así
lo conocen. Por lo menos así dicen, y él cree que si, que es un hombre de fe…o
es un mero hablar (esto es en referencia a quien presume de conocer a Dios,
pero en realidad vive una experiencia abstracta, superficial y no una
relación profunda, intima y solo habla
de Dios por hablar)
Nos hemos visto en
situaciones extremas en estos últimos tiempos tal vez, llevados a un punto
crítico, en el cual nuestra dependencia de Dios se vuelve real, en la
obediencia de esperar una salida a través de su mano. No hay vuelta atrás, no
es lo que Dios espera, el, no espera que los valientes cristianos enfrenten una
circunstancia con un valor inesperado para luego ceder. Que hablan de un Dios
que obra en lo imposible y luego dudan.
Imagine al joven David
desafiando al gigante en medio del ejército de Israel, eso lo hace cualquiera,
delante del rey Saul, también, pero ahora frente al gigante Goliat, tiene una
oportunidad, pedirle disculpas y salir corriendo.
Imagine a los jóvenes amigos
de Daniel desafiando al edicto de un rey. De no obedecerlo, diciendo a sus emisarios de que no adoraran a
otro dios que no sea el Dios verdadero en el cual ellos creen, cualquiera puede
hacerlo, ahora delante del rey y frente a un horno de fuego como castigo, tienen
una oportunidad, pedir disculpas y tomar el primer camello- bus a cualquier
lugar. Ellos eran hombres de fe o su fe era ¿un mero hablar?
El profeta Jonás alguna vez fue al
templo, de allí su nostálgica oración (Jonás 2: 4)habló a solas con Dios, el
era un hombre de fe, al punto tal que Dios le va a encomendar una misión, Dios
no desató este proyecto así porque si, el de ir a Nínive a predicar a la gente
el arrepentimiento, Jonás estaba involucrado desde el inicio ( Jonás 2:9) Pero algo sucedió en él, ( Jonás 2:8)su
relación con Dios tal parce era una apariencia,
un mero hablar; de eso estamos seguros y el va a tener que hacerse cargo
de los próximos eventos.
Volviendo a nuestro
personaje principal, Abraham, el hombre cabizbajo, era un hombre de fe, él
obedeció a Dios y le creyó cuando dejo su tierra, su gente y se fue al lugar
que le dijo le mostraría como una promesa ¿hasta dónde Dios puede confiarnos
sus propósitos no solo en nuestro tiempo sino también en el futuro que el a diseñado
y que nos ubica como una pieza relativamente importante? Dios conoce al
patriarca, lo conoce bien, ahora necesita que el siervo se conozca a sí mismo,
saber hasta dónde es capaz de obedecer a Dios aunque el próximo paso traiga
momentos difíciles de soportar. Allí va Abraham, rumbo al monte Moriah, lejos
de su zona de confort, con su hijo que lo somete inocentemente a un
interrogatorio melódico lacerante ¿Dónde está el cordero para el holocausto?
Un punto crítico fundamental para la continuidad de los
sucesos, aun cuando todo está determinado que suceda como Dios quiere, Dios va
a realizar algo importante, es el instante preciso en que sucede lo impensado. Porque
Isaac, su hijo es el sacrificio.
“Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo:
Abraham…”no extiendas tu mano…”porque ya conozco que temes a Dios”
“Entonces alzo Abraham sus ojos y miro (la solución no
está delante) y voltea a sus espaldas y aquí un carnero…”
Seamos sinceros, nosotros
somos mas impulsivos, sanguíneos y nos atrevemos a enfrentar a Dios de manera
frontal, “¿si sabias que te temo porque me trajiste hasta aquí para semejante
prueba? ¿Acaso tuve que obedecerte al punto tal de renunciar a lo que más amo?
Porque Dios confía sus
planes a hombres y mujeres que no ceden en la duda, que obedecen a Dios de todo
corazón, con su vida, con el despojo y el renunciamiento, aunque el ya lo sepa,
que siempre lo supo, que le tememos y que somos capaces de entregarlo todo por
obedecer su voluntad, o de lo contrario somos un pueblo que dice conocerlo que
habla de él como si fuese el todo de nuestra vida y tal vez sea así, o tal vez
es solo un mero hablar.
El pequeño joven enfrentado al gigante no retrocedió, antes bien corrió a la línea
de batalla (1 Samuel 17:48)
Los amigos de Daniel no titubearon en su determinación
(Daniel 3:18) y allí fueron a parar, dentro de un horno de fuego (Daniel 3:21)
La visión desconocida
muestra a Jonás desde adentro de un gran pez, envuelto en algas, en jugos
gastrointestinales, saliendo como vomito, deshidratado, soñoliento ahora sobre
la arena y bajo el rayo de un sol implacable. Una postal desconocida de su
experiencia. El teme a Dios (Jonás 1:9) ahora él se conoce sinceramente a sí
mismo y no tiene dudas de ello y lo dice para que los demás los sepan. Dios
sabe que Jonás siente temor por su presencia, pero ahora lo llevara a un lugar
imparcial para tratar con su vida. Dentro de un pez uno puede comprender muchas
cosas. Así lo hizo con Abraham, en el monte Moriah, lo hizo con David en el
campo de batalla, lejos de las ovejitas, lo hizo con Sadrach, Mesach y
Abed-nego en Babilonia, en el horno de fuego ardiente. Como lo hizo en este
tiempo conmigo en una prueba tan difícil de soportar, como lo hizo con vos, en
un hospital, en una situación extrema donde obedecer a Dios es lo único que nos
queda, confiar en el aunque levantando los ojos, la solución no la vemos de
frente. Un punto crítico determinante, de parte de Dios cuando va a
sorprendernos con una acción importante a nuestras espaldas (algo
inesperado) y de parte nuestra en el
momento preciso en que debe suceder algo importante.
Cuando era un niño llegue al
hospital en brazos de mi madre, con un hilo de vida. Allí en el pasillo, el
médico fue tan sincero como nadie, la medicina tiene sus límites “Si pasa de
esta noche puede tener esperanza de sobrevivir”
Mi madre sollozaba con
gemidos y en mi parcial inconsciencia, en la fiebre de mi delirio escuchaba su
oración como un gemir contenido. “Señor te lo entrego en tus manos…” “Has tu
voluntad…”
Dios la saco de su hogar a
un frio pasillo de hospital, para una experiencia que dejaría una huella
imborrable en su vida y en la mía también. La historia siguió y hoy puedo
contarlo. Mujeres como ella hay muchas, yo estuve en los brazos de alguien que
temía a Dios, alguien que lo conocía íntimamente, que confiaba y obedecía su
palabra. Fue un punto crítico, cuando ella alzo su mano de renunciamiento,
cuando su oración fue la voluntad de Dios de entregarme como un sacrifico de
madre. Entonces su voz fue un susurro en el silencio.
Dios está conforme con su siervo Abraham y se lo hace
saber (Génesis 22: 16,17)
“por cuanto has hecho esto…” “…de cierto te bendeciré…”
Llamo Abraham aquel lugar, Jehova-Jireh…Dios proveerá
Que ante cualquier
circunstancia que trae este año nuevo 2022, podamos confiar en la provisión
divina, comience el año con lo que tiene, no con lo quisiera tener, tenemos
nuestra fe en Cristo, que no sea un mero hablar, confiamos que ante los desafíos
que enfrentaremos no cederemos terreno al enemigo, porque Dios proveerá la
salida. Pensemos que Dios nos trajo esta mañana a su casa, a su templo a este
lugar, fuera de nuestra zona de confort,
para pedirte en obediencia que le entregues aquello que amas tanto o más que a él.
Aunque te lo haya regalado, aunque fue el fruto de tantos años de oración. Tal
vez puedas escuchar su voz en tu quiebre que te susurre, “ya conozco que me
temes y por lo que hiciste te bendeciré” Que Dios te sorprenda en este nuevo
año 2022
Fragmento del mensaje dado el 2 de enero del 2022 en la iglesia El
Buen Pastor por David Fernández. La Plata, Buenos Aires. Argentina.