Como comenzó todo?
¿Fuiste tú? ¿Fue el? ¿Fue ella? ¿A quien
vamos a inculpar? El amor se fue secando, la pasión por lo que era nuestra
causa en su más pura esencia pereció. Nadie se atrevió a volver a hablar sobre
los sueños, porque fueron robados mientras dormíamos. Fuimos negligentes admitámoslo.
Por las noches nuestros ojos brillaban en la oscuridad mientras desvelados mirábamos
las estrellas, tratando de descubrir que fue lo que poseíamos de valor como
para que alguien diera su vida a cambio
de la nuestra…
Hemos llegado a lo mas bajo en
cuanto a los actos de irreverencia,
conviviendo con el mal, siendo indulgentes a lo profano que en otro tiempo resistíamos
y condenábamos con estoica valentía. Permisivos con los rebeldes, pacientes con
los blasfemos ausentes en la necesidad del prójimo; oportunistas a la hora de
la bendición. Todo comenzó, cuando alguien sugirió que estemos satisfechos con lo que se hizo, cuando
alguien propuso dejar de orar tanto y todos estuvimos de acuerdo. Cuando la palabra de Dios fue encerramos entre cuatro paredes y creímos que eso estaba bien. Todo empezó un día
en que dimos la bienvenida al “Conformismo”.
"Un trabajo interno" - David Fernandez