QUISIERA DECIRTE
Cuando este frente a Jesús, se lo que haré…he dedicado gran parte de mi tiempo en esta vida, en imaginar la mejor manera de comenzar la eternidad.
El amado apóstol Juan, dejara de ser el que se recostaba en su pecho, ¡ángeles y querubines, allí voy!
Cuando este cara a cara con Él, le contare que fui feliz en esta carrera, desde el momento en que le di mi corazón, allí empezó todo. Que hubo momentos de tristes; por supuesto que sí, pero que finalmente en su nombre, fui feliz.
Entonces El me mirara, sonreirá y hará de cuenta que desconoce algunas cosas de mi vida, por el mero hecho de prolongar la conversación. Creo que todos estaremos contándole de una manera u otra, al unísono, el resumen de nuestra existencia en manera personal, pero finalmente lo que los ángeles ven; es un cuadro que muestra a Jesús hablando con su novia; vestida con traje, de un blanco resplandeciente y con el ramo de flores en su mano.
Le diré también, que aunque el viaje fue largo en esta tierra, partir a su presencia fue solo un pestañeo de ansiedad y aprovechando un pequeño suspiro, memorice algo dedicado para El…
Quisiera decirte…Que los mejores momentos en los que
sentí tu presencia, han sido aquellos en que una profunda soledad me hacía
sentir sumamente indefenso. Entonces abrías mis ojos y podía verte allí, como
siempre, con tu sonrisa amplia quebrando el hielo de una circunstancia,
animándome, poniendo tu mano en mi hombro y haciéndome sentir tan seguro como
en un impenetrable refugio.
Señor…quisiera decirte… que cada cosa que hice en tu nombre
fue para que fueras exaltado...Si me seducía el
éxito, venias a mí para recordarme de donde me habías sacado. Si el fracaso lamia mis sienes, me hablabas con
ternura y autoridad, entonces me convertía
en tu valiente soldado que volvía al frente de batalla.
¿Sabes? , hoy será un instante incomparable, porque ya no
existe el tiempo. Porque sé que ahora, se borrara todo recuerdo en mi y entonces
me uniré a los millares y millares que te alabaran por la eternidad.
Por eso, quiero aprovechar para decirte que yo soñaba con
estar aquí, porque me amaste y me
perdonaste…y es que…perdón…no puedo hablar… ¿me dejas llorar?...
Fuiste en mi vida la meta y el camino, el lugar secreto en mi corazón donde guarde tu
promesa, tu voz, repitiéndome día y noche, susurrándome en el silencio de mi
alma que volverías por mí y ahora estoy aquí, frente a ti...
“Ven buen siervo fiel, entra al gozo de tu Señor”
…me susurras al oído,
mientras cierro mis ojos y sonrió en tus brazos.
Tomado del libro: “El Beso en la Mejilla”
Autor: David Fernández
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