lunes, 24 de marzo de 2025

LA IGLESIA EN SITUACION DE CALLE

 




LA IGLESIA EN SITUACIÓN DE CALLE


Mensajes inolvidables

 

   Una persona en situación de calle habita en espacios públicos de forma permanente o transitoria. Esta condición no depende de la edad, género, origen étnico, nacionalidad, situación migratoria, religión, estado de salud, o cualquier otra condición. En relación a esta definición, me llama poderosamente la atención algunas historias y los personajes involucrados, voy a citar solo dos casos, tal vez para algunos conocidos.

El 7 de setiembre del 2017 falleció en la ciudad de Berisso provincia de Buenos Aires, un hombre que pasó a ser una leyenda en su comunidad, en parte por vivir casi 50 años en la vía publica y en parte por lo desconocido de su historia de vida y su pasado.                                 Que fue un médico cirujano, que fue un juez en el Uruguay, que había sido un hombre de incalculable fortuna. Mil y una historias se han tejido sobre Siete Sacos, un personaje que varias generaciones han conocido en el ámbito que siempre lo cobijó: la calle. Sin indicios concretos del por qué decidió un día abandonar su hogar, su familia y transformarse en un extraño personaje que vestía de manera muy particular. Sin importarle el calor o el frío, vagaba vistiendo su placard encima las 24 horas del día. Siete Sacos…    

En una ocasión paseando en Santiago de Chile, me señalaron a una persona con una historia muy parecida, un barbado adulto que hace mucho tiempo se había dado a un abandono de su persona, en una indigencia social y del cual se decía, como una leyenda urbana, que en el pasado había sido un reconocido militar de alto rango y con un patrimonio importante. Pues bien, una tragedia golpeo en su realidad para siempre. Se decía que perdió a toda su familia en un accidente y el, desde entonces ya no fue el mismo, en la actualidad se lo suele ver en el parking de automóviles, un gesto sencillo a cambio de algunas monedas.

Hay un tiempo en que todos o casi todos buscamos independizarnos y consideramos abandonar el grupo familiar y buscar nuestro propio horizonte. Eso no está mal, aunque no siempre el abandono del hogar es en buenos términos o en el marco de una partida con la bendición de los padres. Algunas veces es por conflictos en la manera de pensar y otras veces por la convivencia de adultos bajo un mismo techo. Tarde o temprano los familiares cercanos, amigos o el entorno de la comunidad, hará su propio juicio y tendrán conclusiones de las versiones sean verdaderas  o erradas.

¿Quién podría creerle a quien deambula en la ciudad en la indigencia?, ¿que su origen habla de una realeza y de que su padre tiene un poder absoluto sobre cualquier amenaza? ¿Qué ante cualquier situación de peligro hay un ejército que puede actuar en su defensa? (Las apariencias hablan por sí sola, no hay mucho que discutir, se ve que el sujeto anda con la misma ropa hace tiempo, que su alimentación es esporádica, que duerme donde la noche lo encuentra…además se rodea de un grupo de vagos con su mismo perfil. Los hay en todos lados, hombres y mujeres que han sido desplazados de la sociedad solo por vivir en situación de calle.

No hubo un día determinado, ni una hora clave, Jesús, un día de esos abrió la puerta de su casa, no echo a mirar hacia atrás, solo se fue…para no regresar mas. No dio explicaciones a nadie, solo lo supo, era el momento preciso de dar comienzo a una etapa decisiva en su vida.

Allí quedo el almud que no termino de armar, el yugo para los bueyes que nadie vino a reclamar, un taller con trabajos inconclusos y mucho aserrín, maderas y herramientas que nunca más el volverá a usar.

En el inicio de su ministerio, muchos de los que le creyeron a Jesús y en su mensaje; quisieron seguirle suponiendo que gozaba de una cómoda infraestructura económica, pero no era así.

“Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nido; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza. “ (San Mateo 8.20)  Jesús les decía la verdad, el vivía en la calle, donde su voz era la voz de los excluidos por sus enfermedades, por la opresión y la injusticia de un imperio tributario, por la religión propagandista de una élite de sepulcros blanqueados.

En un chasquido de sus dedos Jesús podía ser asistido de manera contundente, lo afirmo 

“¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (San Mateo 26: 53)  El mensaje de las buenas nuevas era un evangelio callejero, el aposto Pablo habla de este suceso incomprendido para muchos y de cómo Jesús sacó a Dios del templo hecho por manos humanas para aplicarlo en el contexto correcto. Pero nadie quiere a un vagabundo por Mesías, por rey y mucho menos que se atribuya un vínculo sobrenatural

“Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tu el Cristo, el Hijo de Dios.

Jesús le dijo: Tu lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios; y viniendo en las nubes del cielo.” (San Mateo 26: 63-64)

En apariencia para muchos Jesús era pobre, y esto en verdad era cierto…en parte. Este argumento fue la herramienta con la que los religiosos manipularon a las masas, un día reciben con Hosannas al rey en su entrada en Jerusalén y en breve deciden que soltar a Barrabas tiene más sentido de acción y justicia social que las mentiras de un indigente que vive en situación de calle que no puede hacer todavía nada al respecto.

La Palabra de Dios dice lo contrario al pensamiento científico, que es una forma de razonar que se basa en la observación experimentación y análisis de la realidad, o sea conclusiones sobre el mundo verificables, como objetivo. La sociedad, o una parte de ella veía en Jesús todo lo opuesto a su mensaje, nada ha cambiado desde entonces, salvo para quienes entienden que un prejuicio puede anular la continuidad de una acción correcta.

 “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2Corintios 8:9)

El decía la verdad, su reino no era de este mundo, que en la casa de su Padre había mucho lugar para quienes les siguieran. A los religiosos les revelo que Moisés había hablado sobre él, a sus más cercanos le mostró como el viento y la tempestad se someten a su autoridad…y no le creyeron. Sus amigos fueron leales a su causa pero no fueron fieles, la fidelidad no era una convicción asumida y consumada, por lo menos no por un buen tiempo, todos cayeron en el delirio, no fue solamente Pedro, todos juraron fidelidad y solo fue una actitud emocional.

“Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.”               (San Mateo 26:35)

¿Qué cosas han cambiado en tu vida últimamente? ¿Qué concepto tienes de un hombre que vivía en situación de calle, pero que decía ser un rey? ¿Acaso sigues juzgando por las apariencias?

El evangelio vino para estar en el contexto adecuado, en la calle donde hay necesidad, en donde los actores sociales sienten que no están solos ¿Qué sensación tengo de un Dios que reside en un claustro de programas humanos y apellidos difundidos en las redes sociales que trabajan en beneficio personal y buscan su propia gloria?

El evangelio en situación de calle tiene un mensaje totalmente diferente a la comprensión de algunos sectores evangélicos. La Palabra bíblica se ha vuelto una dialéctica en cada generación y en cada lugar.

El dijo la verdad y no le creyeron…”Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.” (San Juan 10:10)...

Fragmento del mensaje dado por el Pastor David Fernández en la iglesia El Buen Pastor- Ciudad de la Plata –Buenos Aires- Argentina

 

 

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