La Carta
Un cambio de actitud a otra, sucede muchas
veces de la manera mas insólita, no hay un estereotipo previsible como norma, y
esto ocurre en mayor o menor grado en el orden de muchos cosas.
Alguien cruza el umbral de la puerta de
su casa con rumbo a su trabajo. Viste elegante traje, mira el día diferente, se
saca la corbata, después de tantos años decide estar informal, al llegar al
lugar todos lo ven diferente; no dicen nada. Esto vuelve a repetirse una vez,
otra vez, y otra vez, como es una normativa de la compañía comienzan a llamarle
la atención.
Para variar, otro día deja sus clásicos
zapatos y va de zapatillas, para los directivos esto ya no es normal, algo esta
sucediendo en el… Puede costarle el puesto.
Mucho tiempo supuse que las cosas son como
siempre fueron y que si uno intenta ser persuadido de este principio es un
trasgresor, debido a mi empapado entorno cristiano desde mi infancia vestí un
determinado modelo de ropa. Hasta que un día todo fue diferente.
Eliseo era un joven con planes como los
que tienen cualquier persona, mientras realizaba su trabajo, lleno de sudor,
detuvo la yunta de bueyes que guiaba eficazmente. Una yunta de doce bueyes no
la tenía cualquiera, para cualquier estanciero un par de estos animales bastaba
para salir de apuros. Esto era como tener la ultima maquina sembradora del
mercado, con toda la tecnología de avanzada. (1 Reyes 19:19)
Alguien se acerco lentamente a el, y
cuando estuvo lo suficientemente cerca solo puso sobre su espalda un manto…
Ah!... ¡Un manto común y corriente!... No, no era cualquier cosa, había algo
allí. Desde aquel día, Eliseo no fue el mismo.
Soy parte de una generación que a mitad de
camino sufrió un cambio sustancial. Cuando mis padres a mediados de la década
del 50, fueron llevados a los pies de Cristo recibieron una sana doctrina. A
pasado mucho tiempo de aquello, hoy, son los únicos fundadores, de aquella
iglesia, que están con vida. Los grandes bautistas del siglo pasado ya no
están, ellos pasaron la antorcha a los sucesores.
Esa antorcha encendió también un
espíritu denominacional, lo cual, no es un documento de identidad cristiana,
antes bien, es el reconocimiento personal de filiación institucional, hacia
aquellos que infundieron de su pasión evangelizadora en cada cristiano
renacido.
Me siento tan bautista como Pablo Besson,
como Billy, como Luís, como cualquier otro hermano en Cristo, como tu, como
aquel. ¿Qué te parece? ¿No es un privilegio ser cristiano?; ¡claro que si!
Tuve el privilegio, como muchos, de
ser sorprendido por el Espíritu Santo. Cuando quise cubrirme con mi escudo,
perdón… Cuando quise volcarme en mi trabajo de manera eficaz. , sucedió lo
inesperado para mí. No me arrepiento de esto, claro que no, doy la gloria a
Dios, el es soberano; no me llevo de los cabellos hasta ese punto, me guío
amorosamente. Hoy es un hecho, como el día en que nací de nuevo. Fue un día también diferente,
alguien se acerco… Y puso algo sobre mí.
Me siento tan Pentecostal como William
Seymour, como Oral, como Benny, como cualquier otro hermano en Cristo, como tu,
como aquel.
Me apena pensar que esta postura despierte a
ciertas preguntas sarcásticas en algunos, como: - ¿para que equipo juega
hermano? La Biblia
abunda en conductas que nos identifican con un hecho, ahora presta suma
atención: cada suceso fue único y cada protagonista cumplió un rol que afecto
en lo personal y así también en relación a su futuro.
Desde el Edén el hombre marco un acto
único históricamente, pero las conductas fueron repetidas en cada generación.
No he traicionado a Jesús, (Judas lo
hizo), no he negado su nombre (Pedro lo hizo), no perseguí a los cristianos
(Saulo lo hizo), no he quemado a nadie en la hoguera (la inquisición lo hizo),
no rompí biblias (alguien lo hizo)… Solo permití que alguien llevara mi vida, a
que la persona del Espíritu Santo tocara mi espíritu denominacional (Cristo lo
hizo).
Por sobre todas las cosas soy un
cristiano, un hijo de Dios, como cualquier hermano en Cristo, como tu, como
aquel.
No me avergüenzo del
evangelio por que es poder de Dios.
No me avergüenzo de
Cristo, por que es el autor y consumador de la fe.
No me avergüenzo del
Espíritu Santo, por que principalmente me convence para arrepentimiento.
Hace 50 o 60 años el
feudalismo se había apoderado de las iglesias,
Hoy damos gracias a Dios, porque levanto siervos
en cada nación con un sentir diferente y esto fue desapareciendo.
Muchos principios eran una cierta
“contra – cultura evangélica”, finalmente los grandes lideres del siglo pasado,
resistieron tenazmente la influencia de nuevas corrientes doctrinales, y esto
fue bueno en parte y así también malo… En parte.
¿Hubo innovación o censura? , si hubo
censura fue por haber entonces discrepancias, si hubo innovación fue por
despertar de un sueño fundacional (relativo a los fundadores) aquellos que
plantaron una bandera hasta entonces con colores inalterables. Nadie va a
alterar tu posición si no lo deseas, ni que comiences a izar otra bandera, fue
un largo camino el que has recorrido de la mano del Señor, tus pisadas son
firmes, créeme, Dios no busca hacerte tropezar, ni detener tus yuntas de
bueyes, solo si tu vida plantea una búsqueda diferente, aun viviendo en la sana
doctrina, sentirás que algo cae sobre ti. Es entonces que reaccionaras
súbitamente y muchas cosas comenzaran a manifestarse de otra manera.
Inexplicablemente los bueyes quedaran solos, y dos irán al asador:
“Entonces dejando
el los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: te ruego que me dejes
besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y el dijo: ve
vuelve; He hecho yo?”
1 Reyes 19:20
Dios tiene planes con todos sus hijos, y muy
bueno, pero muchas veces lo adaptamos a un modelo o formato clásico y
costumbrista. El desea que cada uno, viva la vida cristiana abundante, fíjate
que no he priorizado las experiencias, ni un poder sobrenatural. Pero un cambio sucede esto es indiscutible,
comienza una relación muy personal con Jesús, deseas su presencia en tu vida,
autoridad de la palabra, autoridad en su nombre, quieres servirle como antes no
lo hacías… Sientes que algo hay en ti, que algo sucedió, que te has convertido
en un buscador de algo muy preciado y no fácil de obtener. Pero para esto hay
muchos Eliseos anotados y no desmayaran hasta obtenerlo: “Vive Jehová y vive tu alma que
no te dejare” (2 Reyes 2:2)
Luego de aquella calurosa tarde de
verano Eliseo no fue el mismo, el se había trasformado en un incansable
buscador, había descubierto “una mina de oro sobrenatural” y esto fue una
convicción firme de la cual no se deshizo bajo ningún concepto.
Hoy en día hay una generación de Eliseos
que ha despertado a una búsqueda inusual de un tesoro, como arma poderosa para
el servicio en cualquier terreno. Estos buscadores no desmayaran hasta
conseguir una doble porción del Espíritu, ellos están esperando encontrar ese
manto desesperadamente, como aquello que desate un avivamiento en sus vidas;
encontrando allí toda manifestación del Espíritu.
Este manto es simbólico, no hay un
mensaje subliminal detrás de esto, no lo busque porque no lo hay, (mis
disculpas por decepcionarte), pero así identificamos la unción del Espíritu,
como aquello que lleno de poder a muchos héroes de la fe, en la historia
bíblica y así también en la historia del cristianismo .Para que en el nombre de
Jesús cada siervo, sea un instrumento que testifique en su generación y muchos
sean salvos.
Hay
un manto de Elías dando vueltas…y nadie lo ha tomado aun.
Esta unción del
Espíritu Santo, a quitado el sueño a muchos ¿y como no? Si es el óleo sagrado
que Dios derrama, sobre quien cumplirá
una función en su obra.
Desinhibidamente
están detrás de” una quimera
espiritual…buscadores de oro”.
El primer efecto directo en Eliseo fue
un cambio de actitud y luego el servicio incondicional (1Reyes 19:21), no se
puso a razonar ¿Por qué esto? ¿Porque aquello?
Solo retuvo algo que
progresivamente lo llevaba a una transición voluntaria; que por ultimo fue lo
más deseado en su vida, tanto que termino transformándose en la sombra de Elías
¿Qué te parece?
Elías decía: ― Voy de compras al mercado-
Eliseo ― Pues yo voy contigo-
Elías ― Voy a ver a mi abuelita-
Eliseo ― La mía vive cruzando la
calle, te pago el pasaje vamos juntos –
¡WAU! (suspiro)
Eliseo no iba a perder aquello por lo cual había renunciado a muchas cosas y mucho menos que otro se le adelantara.
¿Estas razonando todo esto? ¿Estas
pensando que hay una distorsión doctrinal subjetivamente materialista?... con
eso del oro, la quimera, el tesoro…no te
preocupes, mientras el odre sea viejo no habrá problemas, se romperá y todo se
perderá .El vino nuevo se perderá, se
escurrirá, y el odre seguirá siendo viejo, no producirá una crisis no afectara
porque no retuvo su sabor.
“Mas el vino nuevo
en odres nuevos se ha de echar (Mt.5:37)
Si crees estar arando correctamente aferrate
al mismo, sigue haciéndolo, ignora el manto, apura tu trabajo no correrán
detrás de ti, no te perseguirán por este motivo.
En mi memoria guardo recuerdos
imborrables de aquellas campañas bautistas, las conferencias regionales,
el tiempo de la niñez. Me veo corriendo
en medio de sogas tensadas que sostienen las carpas, corriendo entre
bancos de madera .Mi padre muy joven, involucrado en las tareas de
organización, toda la familia amaba estar en estas actividades, en la iglesia
.Por haber crecido de esta manera es que también amo estar en la casa
de Dios.
No importaba si nuestra condición
económica era humilde o si teníamos un buen pasar, no era lo importante, mis
padres me enseñaron a seguir a Cristo a costa de cualquier situación.
El que era cristiano en esos tiempos era
pionero en muchos aspectos .Como ciudadano coopero en la historia de un pueblo,
como creyente dejo huellas de su paso levantando iglesias, formando lideres,
evangelizando, educando la niñez. Nuestros pastores fueron misioneros que
llegaron con una visión: formar cristianos con una fe sólida. Esta obra empezó a florecer y dio nacimiento a otras
congregaciones.
Estoy resumiendo la historia familiar,
muchos años de trabajo, testimonios que hablan de momentos tristes otros
alegres, pruebas, sacrificios… tiempos de arar, de preparar la tierra para la
cosecha.
Luego de recorrer la mitad de nuestra
nación Argentina, a causa de encontrar un buen tratamiento medico a mi
enfermedad (todo era parte del plan de Dios) Nos radicamos en la ciudad de La Plata , provincia de Buenos
Aires. Comenzamos a congregarnos en una iglesia cristiana evangélica, que no se identificaba con ninguna denominacion algo“muy
singular”. Luego de consolidarnos en la membresía a través de muchos años y en
medio de una hermética (hermetismo) doctrina fundamentalista que censuraba y
parcializaba la palabra; comenzamos a notar paralelamente (en nosotros mismos)
un cambio de actitud personal. Fue en este tiempo en que nuestras vidas
experimentaron una transición voluntaria. En un arduo trabajo donde el esfuerzo
por la obra nos enseño la renunciación a distracciones en muchas ocasiones.
Mi infancia transcurrió con el ritmo
particular de una familia cristiana, como tantas que convirtieron sus
hogares en pequeños templos. La mudanza semanal era moneda corriente en
nuestros días. Cada día de reunión mas los domingos con la escuela dominical, nuestro living se
convertía en templo, todos los muebles amontonados en las habitaciones
“humillaban” nuestro confort… Pero no importaba valía la pena, por amor a
Cristo. Pero todos aquellos que nos prodigaron su amor y aun viven en el
recuerdo ( No les guardamos rencor en nada), cuando notaron un cierto
despertar espiritual, una actitud diferente con respecto a la relación con el
Espíritu Santo; cambiaron sus miradas fraternales, por el de un duro rostro.
Esta convivencia la sufrimos en silencio,
mi adolescencia no comprendía algunos formalismos eclesiásticos, mucho menos…
Esa carta, que leí accidentalmente tal vez olvidada por mis padres, sobre la
mesa. Mi madre de espalda preparando el almuerzo y sollozando con gemidos
contenidos. Ella no supo jamás que yo la leía.
Comprendí con el tiempo, el dolor que
siente un fiel cristiano cuando alguien lo llama “apostata” injustamente, o ser
llamado a retractarse públicamente en una reunión de miembros.
Pensé en Martín Lutero, pensé en la Dieta de Worms… En ese
martes 16 de abril
de 15 21, donde se lo llamo a retractarse de sus nuevas y
revolucionarias doctrinas. Pero el tiempo de la reforma ya había pasado; no
estábamos en la Catedral
de Witemberg, no era siglos XVI, era siglo XX. Mi madre sollozaba, mientras yo
leía esa carta:
“...y de no cambiar dicha postura doctrinal considérense expulsados de nuestra iglesia”.
Saludamos
atentamente en el amor de Cristo.
¿En el amor de Cristo?... ¿En el amor de Cristo? Muchos años en el arado, amando el trabajo, preparando la tierra para la semilla, para que el Señor de el crecimiento… Y todo por un manto… Sorprendidos por el Espíritu Santo…
Tomado del libro “El Beso
en la mejilla” cuarta parte: “Hay un manto de Elías dando vueltas”
Autor: David Fernández
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