LA
COPA DE JOSE
mensajes inolvidables
La vida como una experiencia práctica muchas veces nos
enseña que hay cosas que son parte de una comprensión muy personal. Algunas
veces es tan sencillo cruzar la línea que separa la ilusión de la realidad, que
solemos confundir constantemente ese
tiempo futuro que desconocemos en algo que nos parece familiar. Es por eso que
nuestros planes, proyectos, metas objetivos a corto o mediano plazo dependen de
nuestra habilidad para superar obstáculos hasta concretar en un tiempo estipulado
el resultado esperado y con creces.
Imagina esto… ¿Qué puedes hacer en un año? ¿Hay una
estrategia en tus negocios que te convierte en un emprendedor infalible? ¿Y si
las cosas no salen como pensabas? Además, ¿Quién puede asegurarte que de aquí a
12 meses tu integridad física puede verse afectada y todo se derrumbe? Es por
eso que creo que somos parte de un pensamiento colectivo, algo que es urbano,
es la cultura que aprendimos de nuestros padres, de amigos y de personas que nos
motivaron con sus historias. Nuestras merecidas vacaciones, la casa propia, el
modelo de automóvil, fue primeramente fruto de una ilusión, hasta que cruzamos
la línea que la separa de la realidad. Proyectos consumados, concretos nacieron
en nuestra imaginación, un simple boceto con lápiz sobre un papel y ahora es
tangible. Pero… ¿cómo podemos asegurar que siempre será así?, ¿cómo podemos
hacer esto o aquello sin tener en cuenta el mañana? La vida es un parpadeo
delante de Dios, somos una ilusión temporal, nuestros días están contados y
solo él sabe cuántos son.
Dios es una realidad para el creyente, para quien cree
por la fe en Cristo que su presencia nos acompaña y nos enseña por su bendita Palabra que su voluntad
es quien nos revela a través de las circunstancia, que hay un propósito que
desconocemos y es para su gloria.
“¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal
ciudad, y estaremos allá un año, y negociaremos y ganaremos; cuando no sabéis
lo que será mañana.
Porque ¿Qué es vuestra vida? Ciertamente es una neblina
que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere
haremos esto o aquello.”
Santiago 4:13-15
¿Qué manera es esta de pronosticar, adivinando lo que puede suceder en un determinado lugar
y tiempo? El hombre, la mujer que está lejos de Dios acostumbra a dejarlo fuera
de sus proyectos, pero el apóstol le está hablando a quienes son creyentes en
Cristo, cristianos, para corregirlos, educarlos en su comprensión sobre quien
tiene la soberanía del mañana “…Si el Señor quiere”
Inicialmente, cuando
abrazaron la fe, muchos tenían en cuenta la voluntad de Dios para su presente y
futuro, más aun cuando se encuentran en el ojo de un tornado a merced de lo que
le toque. Pero algo cambio en nuestra vida, lo que consumimos normalmente a
diario cambió la manera de pensar, nos afectó. Es el idioma de nuestra cultura “todos dicen y hacen lo mismo” al punto de
hacernos cambiar, consultamos nuestra capacidad en los negocios, consultamos que tipo de tarjetas de crédito son las más
confiables, cual será la locación para la inversión, calculamos con precisión
el tiempo y el mejor resultado. Adivinando el futuro.
En la historia bíblica encontramos en Génesis 44, una historia muy particular y un
personaje muy conocido. José hijo de Jacob, quien era parte de una familia
numerosa. A sus hermanos los conocemos por ser un grupo conflictivo que
alimentaba el odio por José, ya que su padre dejaba en evidencia su favoritismo
por él, y si además de esto le agregamos sus controversiales sueños, tenemos un
combo, un caldo de cultivo ideal para algo que se sospecha se está gestando en
el aire. Miradas adustas, silencio cómplice y ahora la chamarra nueva que papa
Jacob le acaba de regalar a su preferido fue la gota que rebalso el vaso.
El hecho es que era sencillo imaginar quien heredaría los
bienes y el liderazgo del clan. La siguiente escena nos muestra a José en el
interior de un pozo. La ilusión de un futuro promisorio ha cedido a la
realidad. En una circunstancia desfavorable, desconocida para él, la
incertidumbre lo muestra vestido de esclavo, vendido por sus hermanos con rumbo
a Egipto.
Ahora se abraza a la voluntad de Dios, a quien lo siente
como una realidad en sus días más oscuros. Y así es que, ya sea como esclavo y
como prisionero luego, Dios le da gracia delante de las autoridades para que
vean en él, un hombre de confianza. Luego Dios le da el don de revelar los
sueños, esto le sirve para abrirse camino al propósito por el que llega a esta
tierra.
Conocemos la historia ¿verdad? Revela los sueños a Faraón
y esto le vale ser segundo en el reino, un primer ministro que se gano bien el
puesto. Un propósito de Dios desconocido para José hace 13 años atrás. Los sueños interpretados por José revelan un
tiempo de 7 años de abundancia y un tiempo de 7 años de escases extrema en ese
mundo contemporáneo.
Hasta allí legan sus hermanos, un poco mas envejecidos
claro, si, los mismos que lo golpearon, lo arrojaron a un pozo y lo vendieron a
unos mercaderes como esclavo. Pero claro, no lo reconocen, vienen de lejanas
tierras a comprar alimento para ellos, para sus familias, el mundo de aquel
entonces vivía un tiempo de hambruna total, Egipto era la oportunidad de
sobrevivir, Egipto bajo las órdenes de José hizo provisión para este tiempo
malo. El segundo de Faraón es un egipcio frío y calculador a simple vista.
Delante de José están sus victimarios, pero no lo reconocen. Ahora las cosas
cambiaron, José ha cambiado. Va a jugar un poco al gato y al ratón, así tal vez
puedan sentir ellos, un poco aunque mas no sea, de la desesperación y el desamparo
que a él le toco vivir, cuando comprendió que fue secuestrado.
“Mando José al mayordomo de su casa diciendo: llena de
alimento los costales de estos varones, cuanto puedan llevar y pon el dinero de
cada uno en la boca de su costal. Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la
boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo
José.” (Génesis 44: 1-2)
José da instrucciones para acusar a sus hermanos de robo.
Esta seria la segunda vez que lo hace, el mismo “modus operandi”
“Cuando les alcances diles:¿Porque habéis vuelto mal por
bien? ¿Por qué habéis robado mi copa de plata? ¿No es esta en la que bebe mi
señor y por la que suele adivinar?... (Génesis 44: 4-5)
Caramba, las cosas están complicadas para los viajeros,
cuando finalmente son llevados delante del poderoso hombre de Egipto, se determina poner cerrojo a la situación.
“Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho?
¿No sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? (Génesis 44: 15)
En un primer intento nuestro, de comprender el plan de
José, podemos resolver muy fácilmente esto y se terminaron las objeciones, Fue
una jugada, algo muy ocurrente lo que dijo y que no era cierto, era solo
presumir que poseía una habilidad de conocer y predecir hechos. Ahora bien, los
egipcios creían firmemente en el poder de la magia, y hacemos referencia a que la Hidromancia es el arte de predecir
el futuro utilizando como medio el elemento agua. Se sabe que en Egipto los
sacerdotes observaban el agua, para adivinar e interpretar el futuro del pueblo
y sobre todo de Faraón. José está en otra cultura, su apariencia no difiere de
otros, es uno más, viste como ellos, habla como ellos, su rostro no se parece a
un extranjero. Sus ojos están delineados, su cabeza rapada. La copa de José,
con la que el bebe y adivina, es de su uso constante, algo que aquí en Egipto
“todos hacen lo mismo” al punto de hacerlo cambiar.
Dios finalmente cumplió su propósito en la vida de José,
pero él, ya no revela sueños, el adivina
el futuro…José, tiene un perfil oscuro.
Somos una generación de cristianos que inicialmente
vivíamos en la voluntad de Dios, todo lo que eran nuestros sueños, proyectos
metas, objetivos en la vida, se sustentaban en un buen deseo “Si el Señor
quiere…” pero nos hemos olvidado de nuestra fragilidad, que somos como dice
Santiago, “una neblina, que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece”
nuestra vida está en manos de aquel que nos llamo con un propósito. El problema
que surge de no entender que el futuro es incierto para nosotros, pero el Señor ya lo ha ordenado para su gloria. Al
no interpretar que determinadas
circunstancias dolorosas que nos tocan vivir no tienen nada que ver con
nuestros pronósticos exitosos, caemos en una frustración personal, a merced del
desanimo y el desaliento.
El profeta Jeremías sintió el fracaso y la depresión en
sus pensamientos, cruzando la línea de una ilusión ministerial a la realidad
del rechazo y hostigamiento de un pueblo, una cultura decepcionada del Dios
vivo, de un Poderoso Dios que no hacía nada por librarlos del enemigo.
(les costaba aceptar que estaban bajo un juicio de Dios)
Los pensamientos de Jeremías están cambiando…
“¿Por qué fue perpetuo mi dolor y mi herida desahuciada
no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son
estables? (Jeremías 15:18)
El profeta consideraba que Dios se había convertido en
una ilusión para él y su realidad era lo
más parecido a las aguas que no corren, que están estancadas en un lugar. El
profeta se estaba desprendiendo de la voluntad de Dios, su propio pronóstico
era desalentador. El pensamiento de Jeremías veía un futuro incierto en el que para
nada pone en tela de juicio su impronta en su trabajo (Jeremías 15.15-17) antes
bien encuentra un despropósito en relación a su amor por Dios, y que a causa de
esto sufre vergüenza.
Pero Dios le dice que su conversión no esta completa,
porque así como esta su corazón, no le sirve para esta misión, tanto es esto
así, que se había vuelto uno más del montón, un hombre que había sido alcanzado
por una cultura que convivía con lo malo y lo vil, terminó mezclando las cosas
buenas y preciosas que tenia inicialmente. Dios le pide que no se convierta a
ellos.
Desprendernos de la voluntad del Señor nos vuelve hombres
y mujeres bajo una ilusión, una impresión de los tiempos y la realidad de Dios,
equivocada.
Somos como una neblina, hacemos planes y no sabemos que
será de nuestra vida mañana.
El Salmista habla de esto, del carácter transitorio de la
vida.
“Hazme saber; Jehová, mi fin, Y cuanta sea la medida de
mis días;
Sepa yo cuan frágil soy. He aquí diste a mis días termino
corto y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.
Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en
vano se afana; amontona riquezas y no sabe quien las recogerá.
Y ahora, Señor, ¿Qué esperare? Mi esperanza está en ti.”
(Salmos 39: 4-7)
Vivamos un día a la vez, somos como neblina, como una sombra, nuestros
tiempos están en las manos de Dios, esperemos en su voluntad, y todo lo que
hagamos sea siempre “Si el Señor quiere”
Fragmento del mensaje dado por el Pastor David Fernández
en la iglesia Bautista El Buen Pastor. En la ciudad de La Plata- Buenos Aires-
Argentina
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