miércoles, 3 de abril de 2024

ESPINA Y TERCIOPELO

 


ESPINA Y TERCIOPELO

        Extraña  relación,  fue lo que pensé, extraña pasión,  musitaron  mis labios. Un buen testigo debe estar dispuesto a contar lo que ha visto  pero un casual espectador puede guardar silencio.

Los vi tantas veces a través de mi ventana, descorriendo el velo de la privacidad. No es mi historia dije y dándoles la espalda imaginaba la continuidad de sus malditos pleitos. La policía llegó a medianoche por una llamada anónima, alguien sospechó que sucedió algo allí, porque hace mucho que no se ve a nadie por afuera, y que además había mucha agua que salía desde el interior de la casa, hasta que cerraron el grifo de la ducha.

Lo extraño es que en esta ocasión, no se escucharon gritos, ni algo que se le parezca. Yo solía ver a los amantes atrapados en la secuencia impredecible de un juego peligroso.
A él le gustaba usar su imaginación, ya que supe de algún modo que cursaba el tercer año de arte dramático y era evidente su habilidad para relatar historias. Lo hacía mirando hacia la ventana alguna que otra noche estrellada y a ella le seducía la manera en que se concentraba gesticulando  de manera espontanea, haciendo ademanes y susurrándole  al oído propuestas indecentes.  Ahora ambos yacen en el umbral de lo irreparable. Como cristales rotos en el suelo que ya no volverán a su estado natural.

Dicen que a ella la encontraron desnuda boca abajo en medio de la habitación con rastros de coral y arena sobre su piel bronceada. El informe policial dice:” pequeños gusanos”

El en cambio, tenía abundante agua en sus pulmones y finas algas ceñían  su cuello y llegaban hasta una viga del techo. La imagen de su rostro, es lo más parecido a un pez, que murió ahogado por el excesivo aire.

 Previo a esto, discutían si es que este amor merecía un sacrificio tal, que alguien tenga que pagar a cualquier precio. Pero ella dándole la espalda sonreía con ironía. Nunca  supo valorar aquel sentimiento, porque no lo amaba, solo encontraba en el, alguien que cumplía sus fantasías extra matrimoniales…y  ya no quiso saber más nada porque esta aventura había tomado un giro inesperado. De alguna  manera le estaba anunciando su partida.  Entonces aquel  narrador de extraordinarias circunstancias, desesperado, la atrapó como a una mariposa por sus alas. La sedujo nuevamente y ella no ofreció resistencia. Enmudeció por completo por las fuertes manos que oprimían su cuello.

Cruzaron el umbral de una distopia y entonces todo fue irremediable. Sus  miradas vidriosas reflejan el vuelo de numerosas gaviotas que les dan la bienvenida a tierra firme, fin del naufragio.

El informe policial dice:”globo ocular lleno de moscas”

¿Quién traicionó a quien? Acto seguido, el dueño del tiempo y la ficción…se adelantó a la línea de batalla. Ella intentó leer el movimiento de sus labios pero era tarde para esto, se derrumbo sobre su propia sombra en la orilla de la vida. Las olas la escondieron bajo un manto de espuma inesperada y la arena puso fin a este adulterio.  

Él, al verla ya sin vida, decidió que era el tiempo de buscar otros horizontes y caminó mirando un punto fijo. Hacia el mar, bien a lo profundo y allí fue donde se perdió su figura por completo.

Espina y terciopelo, eso eran ambos, incompatibles por naturaleza  pero aun así, caminaron  tomados de la imaginación entrelazando sus destinos trágicos, un lugar para aquellos que solo dejan  huellas temporales.  

Extraña  relación,  fue lo que pensé, extraña pasión,  musitaron  mis labios. Un buen testigo  debe estar dispuesto a contar lo que ha visto pero un casual espectador puede guardar silencio.

 

Autor: David Fernández

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