domingo, 5 de mayo de 2024

Ves esta mujer

 

¿VES ESTA MUJER?

“No es usual en mí, invitar a ningún personaje que pueda ser importante para otros. No soy de los que se dejan seducir fácilmente por alguna personalidad que se ha puesto de moda. Pero el es diferente, es una mezcla del susurro y la bruma de la mañana, es el trueno distante en mi propio pecho, es estar atrapado en el mismísimo centro de un tornado y desear no abrir los ojos. Tan convencido de esto que una paradoja de mi invención  me ha cegado de asentir que es profeta, aunque no parezca, creo que lo es, por lo menos para unos muchos. Es que hábilmente me llevo a enredarme en mis principios, el de admitir que quien más ama, es alguien a quien le fue perdonado mucho. Porque ahora que ya se ha marchado, ha quedado en el aire su presencia, tan avasallante que no pude reaccionar cuando me arengo con ternura que sobrepasa  mi entendimiento, con palabras profundas que jamás alguien me ha hablado. Tan solo para decirme: 

“Simón…─dándome la espalda ─ “¿Ves esta mujer?, ella me ha tratado diferente a todos ustedes, ella tuvo cuidado de mi persona, soy tan importante para su vida que ha mojado mis pies con sus lagrimas. Ha besado mis pies y ha ungido mis pies con un bello perfume. Porque me ama mucho, y alguien que ama así como ella debe ser perdonada”.

Luego él se fue, su presencia aún perdura en el aire viciado de mi mismo y de todos aquellos que rodeaban la mesa. Porque soy fariseo y no puedo amar tanto así porque si. Porque no puedo compararme con ella porque es pecadora y yo no puedo permitir que una simple cena altere el orden de mi vida. Seguramente este Maestro solo quiso ser cortes con alguien, Jesús ha entrado a mi  casa, solo para mostrarme que nada de lo que hice era lo que él esperaba.

“¿Ves esta mujer?...yo la perdono por su fe” Fue lo que dijo y se marcho al anochecer con algunos de sus seguidores. ¿Ella?...ella también se fue; en paz.”


Deje de leer el pasaje en Lucas capitulo 7 versículo 36 y cerré la biblia, el pastor ya estaba terminando de predicar, los músicos estaban tomando sus instrumentos para acompañar el final del sermón.  Todos estaban de pie para cantar un coro de alabanza, y yo, había imaginado una pequeña secuencia cinematográfica de este relato. Mire a un lado, un tanto más atrás y note que había una mujer que permanecía sentada cabizbaja y sollozando. Sus manos estrujaban un pequeño pañuelo, pero sus lágrimas caían sobre las hojas de su biblia que aun estaba abierta y me conmovió.  Puedo pensar que tiene deudas económicas como cualquier persona, problemas familiares y recuerdos que lastiman. Tal vez su autoestima esta lastimada y siente que no la comprenden en su silencio, pero su rostro dice otra cosa, No era rostro de dolor, en verdad lo digo y con certeza, lloraba por amor. Amor a quien murió por ella, a quien borró su pasado y le ha dado una nueva vida, una oportunidad de encontrar un lugar donde la fe, sea el perfume que es derramado en la casa de Dios. Un lugar donde su presencia la abraza y ella puede ser feliz.  No pude evitar que el susurro de unas palabras me traspasara el corazón.

“Ves esta mujer…”


Autor: David Fernández


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