CON MANOS VACÍAS
“El recuerdo del hogar y la familia reunida al final del
día, para compartir el humeante pan y el buen vino, es la cortina que se
descorre imaginariamente delante de mis ojos, Aquella espontanea alegría de
esos días, hoy no la puedo volver a dibujar
en mi rostro.
Esperabas mi regreso al caer la tarde, cuando cansado de un día agotador en el campo, me recibías
con un abrazo que duraba tres segundos;
y se ha vuelto eterno en mis entrañas.
Pero hoy, la vergüenza me ahoga en mi presente y tu
mirada es el puñal que atraviesa mi garganta y no me deja hablar, no sabría qué
decir. Si pudiera hacerlo te diría…”me equivoque”
Anoche imagine que pronunciabas mi nombre y fue como un susurro sanador, reconocí
tu voz inmediatamente y eso me sobresalto y me quebré… y llore con amargura. Es
que la impotencia, de poder revertir
esta situación anula el camino de regreso y no puedo recordar donde fue que me
perdí y que estos cerdos chillan sospechando que quiero tomar de su alimento y
es verdad, pero mis manos hundidas en el fango no me dejan ni secar mis
lagrimas.
Me cuesta admitir que es el precio de mi error, de las noches de ebriedad; en brazos de la mujer extraña, ¡Mírenme! ¡que no soy el mismo!... ¡¿Cómo pude llegar a esto?!... ¡¿Qué puedo hacer?!
Anochecerá pronto y otra vez, los terrores me rodean y siento frío en el alma.
Se quedo dormido irreconocible en sus propias ropas, vencido de un deseo que no pudo
soportar, algarrobas sucias de estiércol y barro entran en su boca saciando el
hambre de un desventurado joven con el corazón vacío. El gruñido de los cerdos
lo despertaron de un mal sueño y vio su dura realidad con otros ojos, con otra
mente y otro corazón..
“Sé lo que haré…volveré a mi hogar, veré a mi padre y le diré
que me equivoque, que ofendí a Dios y también a él, y que no merezco el lugar
que antes tenía, que solo me permita un lugar en su casa…si…eso haré…volveré…”
David Fernández-2024
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