El Poder de la unción
Tal
vez no lo hayas dispuesto en tu vida, ni siquiera lo consideraste, que un día
llegará eso aun no lo sabes, pero no lo dudes y solo dependerá de ti.
Vendrá alguien por la
voluntad de Dios, impondrá su mano sobre tu vida y caerás bajo el poder del
Espíritu Santo, entonces lo que rechazabas por ser desconocido, porque te
parece una promoción de ciertas iglesias; desde ahora puede llegar a ser lo más
deseado para ti.
Alguien te ha llevado hasta la puerta de este
desconocido ámbito, fuiste guiado amorosamente.
Entonces el predicador dará un poderoso mensaje y caerás, tocado por alguien
que paso a tu lado y puso algo sobre ti. Quizás te encuentres en las gradas de
un estadio, allí arriba lejos de un toque físico. La unción te sorprenderá
cuando al grito del siervo ¡Reciban de Dios! Se desate sobre todos un
derramamiento del Espíritu.
Aun así, considera que si escapas a este tipo de
eventos, pero estas en un hambre desesperado de Dios, seas sorprendido en
la soledad de tu habitación.
Y las posturas heredadas
por tradiciones, no podrá evitar un gozo indescriptible, solo depende de una
nueva actitud de expectación . No trates de entenderlo por doctrina solamente,
ni sentirlo como un hecho nostálgico, de fotos viejas en blanco y negro, de un
pasado exclusivo a la graduación de discípulos que pasaban a ser apóstoles.
Agua en el desierto, agua
de la roca y en abundancia, solo siente un toque, un abrazo, una caricia, un
viento, un fuego…Un manto de alguien que dice: ¡Hey! Aquí estoy, no me ignores,
no soy propiedad de algunos pocos. Siente mi presencia, soy el Consolador que
quiere llenar tu vida de agua fresca en abundancia y en una doble porción.
Si hoy existe una
denominación (iglesias) sobre la tierra que se atribuye exclusivamente el poder
y la unción del Espíritu Santo, pecaría de presunción doctrinal.
Si existe una denominación
que niega, que tal poder se manifiesta en la iglesia hoy; pecaría de perversión
doctrinal.
Allí están “los Eliseos”,
los has visto en multitudinarios eventos, son cada vez más, hombres y mujeres,
agitando sus manos, derramando lagrimas; quebrantados, adorando. Nada los hará
desistir, saben que es un tiempo de avivamiento, quieren ser aquel que
llegue primero el trono de Dios y El les diga: “Pide lo que quieres que haga
por ti”. Ellos saben que le pedirán. Pedirán unción, para proclamar el poder de
un Dios de milagros. Porque no se conforman con dejar “los bueyes”, quieren
mas, quieren un toque sobrenatural del Espíritu, ellos no están pidiendo algo
humano que perece y se corrompe… Ellos se atreven a pedir: …”Una cosa difícil”.
El manto de Elías ya no está, Eliseo ya paso, pero
hay una doble porción del Espíritu esperando…
Tomado del libro "El Beso en la mejilla"
autor: David Fernández
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